Una de las varias historias de mi vida corriente y
cotidiana. Soy tita, y me encanta ver crecer a mis amorcetes, cada uno y cada
una a su ritmo, con sus particularidades, sus grandezas y sus pequeñeces.
El viernes, mi sobrinilla de 3 años, estando en el parque
me pidió -¿Marga, puedo ir mañana a dormir a tu casa?-
Tres años vistos desde fuera, por ejemplo, en un grupo
clase, en una escuela, son poquitos, se ven como muy criaturitas e indefensas.
Pero tres años vistos desde dentro son una pasada, se ven niños y niñas que ya
razonan, que empiezan a proyectar carácter propio, habilidades y gustos.
Entonces, le contesté –Mañana tengo una cena de mayores,
pero si quieres, el domingo te puedes quedar.- La niña con un sí rotundo, pidió
permiso a su madre y al día siguiente cuando nos encontramos para dar la
bienvenida al nuevo primito, mi niña ya había contado al resto de titas que el
domingo se venía a dormir a mi casa.
El domingo 24 fue festivo, así que mis ap’s habituales
tenían fiesta, por lo que vino Laura-AP. Sin la asistencia personal yo no me
puedo desenvolver a mi gusto y con mi carácter, pero con asistencia personal
sí. Laura, era la 3ª vez que me venía, a través de empresa, las anteriores
veces habíamos hablado y alguna vez mediante el facebook hemos compartido
documentos e ideas. Sea por lo que fuera, esa noche hice la tortilla a mi
manera, pensando en lo que más le podía gustar a mi niña. Preparé su camita de
princesa. Y a la hora de acostarnos, de apagar la luz, le entró mamitis. Le
pedí a Laura que se quedara a su lado y que le hiciera una friega en la
barriga, porque estaba boca arriba, mientras yo le canté una canción. En 15’
quedó frita.
Pues Laura lo hizo muy, muy bien el no inmiscuirse más de
la cuenta, y mi desafino debió de calar en mi niña, porque sobre las cuatro de
la madrugada se despertó con un –Maaarga.-, le dije que subiera a mi cama,
subió posiblemente sonámbula, se situó como pudo, roncando, le acaricié la
cabeza y cuando debió sentirse tranquila e incómoda, mi cama es individual y yo
la ocupo toda, volvió a bajar a su camita de princesa y siguió durmiendo hasta
las 9h pasadas. Yo tuve la necesidad de escucharla respirar y roncar toda la
noche, así que apenas dormí.
Al día siguiente, ayer lunes, también se quedó a comer y,
ya con la AP cotidiana, cuando se cansó de comer sola, le fui dando bocaditos
sorpresa de chicha, tomate y palomitas de maíz. Entre fantasmito heladito y
fantasmito heladito, lo que tenía que ser el postre, acabó comiéndose toda la
chicha y gran parte del tomatito aliñado.
Toda una realidad que sin AP no hubiese sido posible
ResponderEliminarMe encanta que compartas tus experiencias,esos momentos que nadie tiene derecho a privar a nadie de ellos..son momentos de vida a los que todos tenemos derecho.Vamos a seguir peleando para que un dia,ya nadie deba pelear por algo que deberia ser "de cajón"...un beso y un fuerte abrazo.
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