Ayer fui a pasar el
día a Malgrat de Mar. Fui con mi madre, dos de mis hermanas, y con 3 de mis
sobris. Quedamos todas a las 10h en la estación de tren del Clot. Yo me levanté
a las 6h, me arreglé, atendí a mis bichos, recogí el piso, dejé deberes a cada
uno de mis bichos love, me monté mi mochila, fui al banco, se me escapó un
autobús y por no estar más de plantón, fui a otra parada y acabé cogiendo dos
buses en vez de uno. Así soy yo, puro nervio cuando he de llegar a un sitio.
Mis hermanas y yo nos
llevamos muy poco tiempo y ahora mismo estamos todas en una edad media muy
chula, cada una ya tenemos un carácter, una historia y un día a día muy
particular, cada una lo nuestro, muy caricaturístico. Claro que, somos una
tribu y cada una damos la vida por el resto.
Pues eso, que ayer fui
a Malgrat de Mar, dónde otra hermana tiene un apartamento, y allí fuimos a
invadirla por un día. A Malgrat se puede ir en tren, en autocar o en coche. Si
no tienes coche como yo, lo más lógico, por económico y rápido es viajar en
tren.
Entre pitos y flautas,
cogimos el tren dirección Blanes de las 10’21h. Tuve suerte y vino un tren con
un solo vagón de piso bajo, accesible. Todo el mundo entró por las puertas que
les quedaron delante. Todo el mundo, menos nosotras. Mi hermana mayor que fue la
primera en ver la puerta empezó a correr y a abrir camino entre la gente,
detrás de ella mi madre que aún corre que se las pela, pero que ya no debiera,
detrás de ellas yo, que por no atropellar a nadie y para darme impulso saqué mi
grito de guerra. De mi sobri adolescente no me preocupé pq con su patinete
vuela, sin embargo entre grito y grito yo echaba ojos atrás pensando en mi
hermana con sus niñas. Estábamos a bastante distancia de la única puerta que me
permitía entrar sin tener que ser alzada entre 4 o 6 personas. Corrimos y
llegamos. Fue una entrada triunfal, agridulce, cómica, absurda, peligrosa, de
todo, menos bonita y segura. El tren arrancó y el viaje apaciguó mi furia.
Parte de mi Tribu. |
Mi cuñado nos hizo un
arroz a la paella riquísimo y entre chapuzones, calores y conversaciones yo
pasé un día muy chulo, tranquilo, diferente. La pregunta estrella de las
vecinas de siempre: -¡Ahora vienes menos, antes te quedabas 3, 4 días, y ahora
¿sólo vienes para un día?- Y mi respuesta ayer fue, que en 17 años he tenido la
oportunidad de ir encontrando mi propio camino, que antaño cuando iba 3, 4 días
(lo que le daban de si las fuerzas a mi hermana) era cuando vivía con mis
padres, y que con mi hermana iba a hacer algo de vida seudo independiente. Que
ahora hago 24 horas de vida independiente y que ¡qué bien va, de vez en cuando,
dejarse cuidar y mimar un poquito!
De vuelta cogimos el
tren a las 19’21h, también. En taquilla ya nos informaron que el tren venía
inaccesible. En el andén pedimos ayuda a un grupo de chavales que dijeron que
tenían 16 años, están en pleno crecimiento. Casi al vuelo también pillamos a un
par de policías locales y entre unos y otros, por una puerta más bien estrecha
para entrar 6 personas a la vez, me alzaron con muchísima dificultad y me metieron
en el vagón. En esta ocasión no corrimos y todas entramos por la puerta que nos
quedó al frente. Yo no entré, a mí me metieron, así de cruel y así de triste
fue. Mi madre que es una chinchona consiguió hacerme llorar, cuatro lágrimas
silenciosas, que saliendo no quedaron enquistadas y supongo que me evitaron una
o dos canas, arrugas, toses, que se yo, más. Viajando llamé a los bomberos, les
expliqué que llegaba a las 21h a Barcelona y lo indefensa que me sentía en un
vagón inaccesible, les pedí que me esperaran en la estación del Clot para
bajarme, tomaron nota y suerte del plan B, una parada antes pedimos ayuda a 4
pasajeros y se presentaron voluntarios casi todo el vagón, porque no se
presentó ni un solo bombero. Sí nos esperaba un vigilante de la estación que
había sido avisado desde el centro de control. Agradezco, un montón toda la
solidaridad y todo el altruismo, pero en este caso es de lo peor tener que ser
tratada como la persona más pobre del mundo mundial, porque yo no soy pobre,
pobres son las autoridades que toleran semejante injusticia. Es muy injusto no
disponer aún de una red ferroviaria accesible e inclusiva.
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