jueves, 13 de agosto de 2015

RENFE es..., de lo peor..., lo más... Es desesperante.

Ayer fui a pasar el día a Malgrat de Mar. Fui con mi madre, dos de mis hermanas, y con 3 de mis sobris. Quedamos todas a las 10h en la estación de tren del Clot. Yo me levanté a las 6h, me arreglé, atendí a mis bichos, recogí el piso, dejé deberes a cada uno de mis bichos love, me monté mi mochila, fui al banco, se me escapó un autobús y por no estar más de plantón, fui a otra parada y acabé cogiendo dos buses en vez de uno. Así soy yo, puro nervio cuando he de llegar a un sitio.

Mis hermanas y yo nos llevamos muy poco tiempo y ahora mismo estamos todas en una edad media muy chula, cada una ya tenemos un carácter, una historia y un día a día muy particular, cada una lo nuestro, muy caricaturístico. Claro que, somos una tribu y cada una damos la vida por el resto.

Pues eso, que ayer fui a Malgrat de Mar, dónde otra hermana tiene un apartamento, y allí fuimos a invadirla por un día. A Malgrat se puede ir en tren, en autocar o en coche. Si no tienes coche como yo, lo más lógico, por económico y rápido es viajar en tren.

Entre pitos y flautas, cogimos el tren dirección Blanes de las 10’21h. Tuve suerte y vino un tren con un solo vagón de piso bajo, accesible. Todo el mundo entró por las puertas que les quedaron delante. Todo el mundo, menos nosotras. Mi hermana mayor que fue la primera en ver la puerta empezó a correr y a abrir camino entre la gente, detrás de ella mi madre que aún corre que se las pela, pero que ya no debiera, detrás de ellas yo, que por no atropellar a nadie y para darme impulso saqué mi grito de guerra. De mi sobri adolescente no me preocupé pq con su patinete vuela, sin embargo entre grito y grito yo echaba ojos atrás pensando en mi hermana con sus niñas. Estábamos a bastante distancia de la única puerta que me permitía entrar sin tener que ser alzada entre 4 o 6 personas. Corrimos y llegamos. Fue una entrada triunfal, agridulce, cómica, absurda, peligrosa, de todo, menos bonita y segura. El tren arrancó y el viaje apaciguó mi furia.

Parte de mi Tribu.

Mi cuñado nos hizo un arroz a la paella riquísimo y entre chapuzones, calores y conversaciones yo pasé un día muy chulo, tranquilo, diferente. La pregunta estrella de las vecinas de siempre: -¡Ahora vienes menos, antes te quedabas 3, 4 días, y ahora ¿sólo vienes para un día?- Y mi respuesta ayer fue, que en 17 años he tenido la oportunidad de ir encontrando mi propio camino, que antaño cuando iba 3, 4 días (lo que le daban de si las fuerzas a mi hermana) era cuando vivía con mis padres, y que con mi hermana iba a hacer algo de vida seudo independiente. Que ahora hago 24 horas de vida independiente y que ¡qué bien va, de vez en cuando, dejarse cuidar y mimar un poquito!

De vuelta cogimos el tren a las 19’21h, también. En taquilla ya nos informaron que el tren venía inaccesible. En el andén pedimos ayuda a un grupo de chavales que dijeron que tenían 16 años, están en pleno crecimiento. Casi al vuelo también pillamos a un par de policías locales y entre unos y otros, por una puerta más bien estrecha para entrar 6 personas a la vez, me alzaron con muchísima dificultad y me metieron en el vagón. En esta ocasión no corrimos y todas entramos por la puerta que nos quedó al frente. Yo no entré, a mí me metieron, así de cruel y así de triste fue. Mi madre que es una chinchona consiguió hacerme llorar, cuatro lágrimas silenciosas, que saliendo no quedaron enquistadas y supongo que me evitaron una o dos canas, arrugas, toses, que se yo, más. Viajando llamé a los bomberos, les expliqué que llegaba a las 21h a Barcelona y lo indefensa que me sentía en un vagón inaccesible, les pedí que me esperaran en la estación del Clot para bajarme, tomaron nota y suerte del plan B, una parada antes pedimos ayuda a 4 pasajeros y se presentaron voluntarios casi todo el vagón, porque no se presentó ni un solo bombero. Sí nos esperaba un vigilante de la estación que había sido avisado desde el centro de control. Agradezco, un montón toda la solidaridad y todo el altruismo, pero en este caso es de lo peor tener que ser tratada como la persona más pobre del mundo mundial, porque yo no soy pobre, pobres son las autoridades que toleran semejante injusticia. Es muy injusto no disponer aún de una red ferroviaria accesible e inclusiva.

Llegué a casa a las 22h, atendí a mis bichos, me puse cómoda y antes de las 24h caí rendidísima.