jueves, 27 de octubre de 2011

Carta larga, muy larga, :-)

Hola,

Esta carta va dirigida
a ti que aún teniendo derechos vives en una residencia, en contra de tu voluntad y de tus muchas voluntades. También, sí, te escribo a ti que sigues cuidado o cuidada por tu familia, igual que siempre, con mucha benevolencia y muy poca o nada posibilidad de autodeterminación.

¡Ay, es verdad, perdona! Autodeterminación es una palabreja que he aprendido haciendo vida independiente, quiere decir poder tomar las propias decisiones.

Aunque ahora ya me queda muy lejos, también yo fui una persona dependiente de los cuidados de mi familia y también yo me vi obligada, en contra de mi voluntad, a pedir una plaza en una residencia.

¿Te das cuenta que he dicho una plaza en una residencia, y no una habitación por ejemplo?

Me libré, por los pelos, de internarme en la resi. Desesperada porque mis padres ya no podían manejarme y porque mis recursos económicos ya eran nulos, imploré la plaza residencial y finalmente me concedieron una en la
resi Benedeti. Llegué a ver las instalaciones y conocí a la que entonces se estrenaba como directora de aquella resi. Digo aquella, porque por suerte aquel mal trance a mí me quedó lejos. Pero no a otras muchísimas personas, que aún hoy se encuentran atrapadas en la discriminación permantente.


Discriminación es lo contrario a la autodeterminación, es malvivir siempre sometida o sometido.

Mi diversidad funcional es de nacimiento, así que siempre me ha cuidado mi familia. Mis padres o mis hermanas me vestían, me llevaban al cole, luego al insti, me hacían la comida, me daban de comer, bueno, me ayudaban en todo.

En fin, que no me enrollo, pero que sí, que también durante muchos años fui una persona sin posibilidades de ejercer y disfrutar de mis derechos en igualdad de condiciones con la mayoría de la ciudadanía.

Sin embargo, hoy soy independiente, vivo en un piso accesible y, de lo que te quiero hablar, tengo la asistencia personal que necesito y como la necesito.

¿Sabes lo qué es la asistencia personal?

La asistencia personal es muchas cosas, muchísima y todas muy chulas. La asistencia personal es un recurso para lograr la vida independiente. La asistencia personal, también es una herramienta emancipadora. Es un contrato coherente con tus necesidades e inquietudes cotidianas. Es un continuo aprendizaje de autodeterminación y negociación con tus trabajadoras.


La asistencia personal no es una persona, dos, ni tres, ni tampoco es una empresa. Sólo es una herramienta, un recurso, o un derecho reconocido en la Convención de la ONU de los Derechos de las personas con diversidad funcional (no utilizo la palabra discapacidad porque no me siento identificada).

¿Conoces el
artículo 19 de la Convención de la ONU de los Derechos de la Personas con Diversidad Funciona (somos iguales ante la ley, pero funcionamos de diferentes maneras)? Dice que tenemos derecho a vivir incluidos en nuestras comunidades y hacer vida independiente.

Hacer vida independiente, podría ser un concepto muy amplio, pero para mí es simplemente poder hacer lo que todo el mundo, pero a mi manera y respetándoseme, a mí como a ti, y como al resto.

Para que te hagas una idea, por meterte el caramelillo ¡jijijiji! (Ese tipo de caramelo que te despierta un gusto nuevo, como cuando entre amigas/os hablamos del sexo opuesto y entre risas y/o pataletas te vas reafirmando y contagiando de deseos. Ese gustillo.) y sobre todo para que entiendas que lo que te estoy contando no es sólo filosofía teórica, te voy a contar mi día de hoy:

Hoy me habré despertado a las 7:30h, antes de que me sonara el despertador me ha picado Ka, yo con un mando la he abierto, y a las 8h en punto ya me estaba levantando. A Ka la tengo contratada 3 horas de lunes a viernes, por las mañanas, y 3 horas más los domingos a mediodía. Después de arreglarme, tal y cual, he hecho la cama, he barrido el piso, he quitado las cacas del gato, he desayunado y a las 9’30h ya estaba todo listo, todo lo que quería hacer con AP. Así que se ha ido y a las 11h ha vuelto, me he acabado de arreglar, he cogido libros, libretas y tal y me he ido a mis clases. Ka me acompaña a clase para subir por el salva-escaleras y el ascensor. A las 11h, cuando salía de casa, he recibido un sms de Sa diciéndome que le dolía mucho el cuello y que no podía venir. Lo he resuelto con Ka que me ha dicho que a la academia, a buscarme, no llegaba, pero que a las 14:30h sí podía estar en mi casa. Sa me hace 3 horas a los mediodías, de lunes a sábado. Hoy no he limpiado nada en profundidad, sólo he comido, antes me hecho la comida claro, luego he recogido la cocina, he hecho pis y me he quedado cómoda en casa. Por las noches, dos horas de lunes a viernes y dos horas más los domingos me viene He. La verdad, y sólo la verdad, es que todavía no sé que haré esta noche, si falta algo bajaré a comprar, si me sobran pelos me los quitaré, cenaré, igual ordeno el armario ropero, no sé. A las 23’30h He se irá y yo colorín colorado, antes o después me dormiré.

¡Qué cacho día, jo!

Cuando digo hago, en realidad me lo hace la asistenta personal de turno, pero lo hace como yo le pido y en el orden que le pido. Entonces es como si lo hiciera yo. Lo hago yo.

Con la asistencia personal la vida me a cambiado muchísimo, ya no dependo más que de mi misma, para lo bueno y para lo no tan bueno. Hago, deshago, llego, me voy, monto, desmonto, simplemente vivo. Mi relación con mi familia, sin los agobios de antaño, es estupenda. Tengo amistades de siempre y amistades nuevas, y por supuesto tengo un proyecto tan loco, e igual de posible y verdadero, como el de Vida Independiente: Mi escuelita, que decididamente muy poco tiene que ver con el sistema de educación catalán o español.

Ayer, tuve junto a otras y otros compis una reunión institucional. Se hablaron muchas cosas, interesantes todas, pero yo me quedé en total desacuerdo con que la asistencia personal tenga que ser objeto de concurso. Poquísimo entiendo de normativas legales, pero mi vida como la de mis compis, e igual que la del resto de personas con diversidad funcional es inviable someterlas a concursos presupuestarios.

Como no entiendo, no sé como se tiene que hacer, pero la asistencia personal que ya es un derecho, debe gestionarse desde el gobierno para que pueda acceder cada ciudadano y ciudadana que lo necesite, independientemente de sus intereses sociales-asociativos. La asistencia personal no debe ser gestionada por entidades,
debe ofrecerse desde la administración estatal o comunitaria y ser gestionada por el o la individuo que lo solicite.

Por supuesto, que la ayuda entre iguales es crucial, por eso te escribo esta carta, para contarte que lo que realmente buscamos con la asistencia personal es otra mirada, otra visión más alegre, esperanzadora a tope, y dignificadora sobre nuestras realidades, la de todas las personas, niños, abuelos, mujeres, hombres, jóvenes; todas pasamos por mil fases físicas, cognitivas, psíquicas, intelectuales, y todas y cada una son necesarias para conocer y reconocer al ser humano íntegramente ¿no crees?

Pues ya está, ya te he contado todo lo que te quería contar, valiente si has leído toda la carta, ¡jajaja!, y super agradecida. Me encantará, también, recibir respuestas, ¿qué piensas, cómo lo ves, qué te gustaría, cual es tu experiencia al respecto, etc? Si me contestas, te leeré requete-encantada y si me lo pides y puedo, te responderé.

viernes, 14 de octubre de 2011

¿RECORTAR-NOS?

El futuro es incierto, así lo hablaba ayer una amiga, quien me decía –Han cerrado hospitales, han suprimido recursos en educación, ¿por qué no iban a recortar, entonces, Vida Independiente?-

Porque, pienso muy de verdad, recortar en Asistencia Personal sería como decir: -A partir de ahora sólo puedes hacer dos de tus muchas actividades cotidianas. Escoge, ¿te lavas la cabeza o te lavas los dientes?, ¿riegas plantas o friegas platos?, ¿a trabajar, a estudiar o con tus amistades?, ¿o cagas o te vistes?, ¿o desayunas o te haces la cama?, etc.- ¡Sería tan absurdo, tan ilógico y tan injusto!

No creo que pueda pasar, y menos que deba pasar. Aunque tras la conversación, antes de dormirme, pensando en la realidad que cada día se proyecta más, me imaginé/nos imaginé en un escenario, dentro de una caja o sobre una camilla rodeados de velas y brujos y brujas, a punto de ser cortados por la mitad... Y es tal mi convencimiento del imposible en recortar en Vida Independiente, tan convencida estoy, que siendo realista no puedo visionarlo, ni me lo puedo creer.




En cambio, no en ironía, ni choteo: Sí veo posible cerrar residencias, construir viviendas accesibles y dotar a quien lo necesite de Asistencia Personal. Es posible ¡porque es de justicia! Enderezaría a tantísimas personas devolviéndoles el control de sus vidas... y, construiríamos una sociedad más libre, fuerte y común.