lunes, 7 de diciembre de 2015

¡¿Qué no puedo viajar sola en metro, que debo viajar acompañada de mi familia?!

(Carta a una trabajadora de TMB)



Susana,

Te cuento que antes de llegar al metro estaba de muy buen humor, haciendo broma a mis hermanas, haciéndoles creer que mi perro me acompañaría al hospital. Desde Avda. Icaria hasta la parada de Bogatell me lo he pasado pipa haciéndome fotos con mi Leo, que es un amor de perro.

Desconozco como te sentías tú en tu puesto de trabajo, deduzco que no muy a gusto desde el momento que te he pedido ayuda y me la has negado diciéndome que yo no debo viajar sola, sino con mi familia.

Tus palabras me han dolido mucho, muchísimo. Con tus palabras me has infantilizado y me has tratado de inútil. Tu desprecio a marcado un antes y un después en mi día de hoy, porque como comprenderás no puedo obviar tu incompetencia laboral. Si en tu vida privada odias a las personas con diversidad funcional es tu problema, pero si tu odio lo llevas a la TMB el problema se lo traspasas al ayuntamiento de Barcelona.

TMB tiene un problema, tiene contratada a una persona xenófoba contra las personas con diversidad funcional. Tu odio, tu desprecio, tu incompetencia, Susana, ha provocado un acto de discriminación y quiero que tanto tú como TMB seáis conscientes, en la medida de vuestras posibilidades.

Me dirigía al Hosp. San Pablo, hoy a las 10h me hacían la segunda transfusión de hierro, y por eso a las 9’20h me disponía a viajar desde la parada Bogatell. Avda. Icaria con Ciudadela, quizás, me pilla más cerca pero la parada no es accesible. Yo me desplazo en silla de ruedas y no todas las paradas son accesibles para todas las personas. Bogatell y H. San Pablo sí lo son, mejor dicho, Bogatell continuará siendo accesible siempre y cuando rectifiques Susana tu actitud frente al público.

Tajantemente me dices que yo no puedo viajar sola, que sólo puedo viajar con mi familia. Te pido entonces que me lo des por escrito, o bien de tu puño y letra, o bien la fotocopia de la normativa al respecto. Entonces te me pones más chula y me dices que llamas a un inspector, y desapareces tras tu cristal. Te observo hablar por teléfono, no te oigo, pero veo tus expresiones corporales. No me quieres ayudar. No sabes qué necesito, pero no me quieres ayudar. Me voy. Corro de nuevo hasta Avda. Icaria y decido llegar al Hosp. San Pablo en autobús, con el 92. He llegado 30 minutos tarde, tenía hora a las 10h y he llegado a y media.

Sólo quería que me ayudaras, Susana, a pasar la tarjeta rosa y que me picaras ascensores. Hoy por mí y mañana por ti.

En el hospital me he encontrado con mi hermana. Habíamos quedado allí. Las agujas y que me pinchen me da terror y mi hermana ha ido a darme apoyo psico. Mientras pasaba el hierro hemos redactado una carta de reclamación y al salir del hospital mi hermana me ha acompañado al metro.

Te voy a contar un vicio que tenemos las "familias cuidadoras": tendemos demasiado a hablar por el "familiar cuidado”. Y la sociedad en general cuando va una persona en silla de ruedas acompañada de una persona que camina, acostumbra a dirigirse a la persona que camina.

En fin, sabes que sé tu nombre porque de regreso (he vuelto en metro, claro) tu compañero mucho más humano y más servicial ha dicho: espera Susana que acompaño un momento a la chica. Hoy por mí y cualquier otro día por cualquier otra persona, quien sabe si por ti Susana.

Atentamente,

Marga